Es una parte de la naturaleza que tiene unas
características especiales, un sistema de relaciones, que le permiten mantener
la vida en todas sus formas. Para estudiar mejor la naturaleza, se la dividió
en estas partes o conjuntos, a los que llamamos ecosistemas. Los bosques, los
humedales, los manglares, la selva, el desierto, los páramos... son
ecosistemas. Pues bien, para poder estudiar los ecosistemas, la ciencia hace
una distinción entre elementos
- Elementos que tienen vida: plantas, animales, hongos y microorganismos.
- Elementos que no tienen vida: minerales, piedras, agua, aire.
Por ejemplo, si pensamos en el ecosistema páramo:
La energía solar, junto con el agua, el aire y los minerales del suelo, ayudan a las plantas a fabricar su alimento, las plantas, protegen al suelo del páramo cubriéndolo, para evitar que se vaya haciendo cada vez más pobre, se erosione y se pierda. Además, lo alimentan cuando a cumplido su ciclo de vida, las plantas mueren y empiezan a descomponerse, las hojas y tallos se descomponen muy lentamente, transformándose en materia orgánica, conocida también como tierra negra o humus, que aporta nutrientes al suelo, el suelo protegido, cumple una de sus más importantes funciones: almacena el agua y la regula.
La gran mayoría de los páramos en América se
encuentra en Colombia (42,48%) y Ecuador (37%), aunque también los hay en el
norte de Perú, el occidente de Venezuela y en Costa Rica.
Así, la vegetación se relaciona con el suelo, lo
protege y lo alimenta con sustancias que lo fortalecen (nutrientes). El suelo
almacena el agua y la va soltando poquito a poco. Así, el páramo es un
recogedor de agua proveniente de la lluvia, la neblina y los deshielos y un
regulador de su flujo. El agua tiene relación con las personas, las plantas y
los animales que la necesitan para vivir. La vegetación también es el lugar
donde vive la fauna, su hábitat, su alimento y su refugio; sin vegetación no
hay fauna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario